Por diversas cuestiones óseas llega el momento que les decimos adiós a los tacones altos.
Bueno...la moda de los últimos años nos hizo tal vez adelantar la decisión.(Aquí un diseño de Alex Mc Queen)
Y este último:un diseño de Dior sin empeine.
He visto tantas modelos perder su glamour y despatarrarse en la pasarela, que he llegado a pensar que algo no anda bien en el diseño de los zapatos actuales.
Este artículo que publico a continuación me termina de dar la razón en el tema.
Que
alguien como Nicholas
Kirkwood, diseñador
cuyo talento es directamente proporcional a la altura de sus zapatos, afirme
que “un tacón bajo puede ser cool. Y puede ser joven
también”, y que Charlotte Olympia interrumpa los
habituales 15 centímetros de sus desenfrenadas plataformas con un stiletto de 5 centímetros –su modelo Desirée para
este otoño– son síntomas evidentes de que algo está cambiando.
Llevamos
varias temporadas embarcados en una carrera frenética hacia el tacón más
alto, el más afilado y hacia la plataforma más exagerada. Los zapatos
armadillo de Alexander
McQueen tocaron techo, no sólo en cuanto a innovación en el diseño,
sino en la implementación de principios casi más propios de la ingeniería que
de la costura en el calzado con el único objetivo de conseguir unos centímetros
más cerca del sol.
Pero parece que el fenómeno se agota y los diseñadores buscan nuevos caminos por la senda de la sensatez y, por qué no, de la comodidad para encontrar nuevos diseños quizá más acordes con estos tiempos extraños.
Este último es un diseño de Prada? para el invierno 2012-2013, lleno de tachas.
El fantasma de los mules,
aquellos zapatos de finales de
los 90's que fueron encumbrados a las baldas más
visibles de nuestro armario, para después ser repudiados sin remordimiento
alguno, parece que cumple su venganza. El tacón medio es heredero directo de ellos, más aún cuando afilan
peligrosamente sus puntas buscando la mimetización en clave actual.
Fuente: Revista Vogue